Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje, María Santísima Madre de los Desamparados, San Juan de Ribera y Protomártir San Esteban

Iglesia de San Esteban. Sevilla

Escultura en terracota y madera policromadas
Mide 1,32 m. de alto
Obra anónima sevillana

Originariamente se concibió a manera de busto, ejecutado en terracota polícroma por autor anónimo en los postreros años del quinientos. Bermejo piensa que pudiera tratarse de la imagen del Ecce-Homo, antaño titular de la Cofradía del Calvario, y que a mediados del siglo XVII, pasó a ocupar una capilla en la cabecera de la nave de la Epístola de la iglesia de San Esteban.

En los comedios del XVIII, se añadió al primitivo busto de barro, un cuerpo de madera, mostrándose el icono en actitud sedente sobre una peña. En 1931, esta peña fue sustituida por un sitial sin respaldo. Y Antonio Castillo Lastrucci, en 1940, talla las imágenes que componen la escena de la cruenta burla de que fue objeto el Redentor, tras haber sido coronado de espinas.
Cristo aparece, por tanto, con la purpúrea clámide y la caña entre las manos atadas. Entretanto un soldado romano monta guardia, dos sayones se mofan arrodillados y un miembro del sanedrín contempla impávido el suceso. 
Los Evangelios canónicos suministran la pertinente inspiración iconográfica:

El Cristo de la Salud y Buen Viaje es una de las imágenes más conmovedora mente humanas de toda la Semana Santa de Sevilla. Jesús exterioriza los inmensos tormentos físicos y morales, mediante unas lágrimas que surcan sus laceradas mejillas.

En 1977, Jesús Santos Calero restauró esta devota efigie, afianzando su pierna izquierda, reconstruyendo la peana y colocando vástago central que une el busto de terracota con el lígneo cuerpo.
La curiosa advocación de Nuestro Padre Jesús de la Salud y Buen Viaje queda justificada por una popular tradición. Se dice que al trasladarse tan piadosa imagen a la iglesia de San Esteban, los viajeros que abandonaban la ciudad, por la desaparecida Puerta de Carmona, pedían al Santo Cristo, que era como hoy visible al exterior a través de una ventana, Salud y Buen Viaje. Por consiguiente, gracias a las reiteradas invocaciones de los caminantes, la imagen comenzó a recibir culto con dicho título.  
Texto: Las Cofradías Sevillanas en la modernidad. Rafael Sánchez Mantero. José Sánchez Herrero. Juan Miguel González. José Roda Peña. - Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla.