Iglesia de Santa María Magdalena. Sevilla
 

 Detalle de la Virgen del Amparo.  Foto: Rafael Márquez

No pudo ser. La aparición de una fina lluvia a las 6 de la tarde, hora prevista para la salida de Ntra. Sra. del Amparo impidió que las Glorias de María en Sevilla culminasen con su broche de oro.

Ntra. Sra. del Amparo refulgía en su paso terminado de dorar. El exorno floral estaba formado a base de gradiolos y crisantemos blancos tan propios de este mes de noviembre.

Ternura y melancolía de una Madre que presiente un futuro lleno de espinas. Sagrada conversación de caricias y miradas en la Magdalena.

 

 

 

"...Y venid luego a la Magdalena, la que heredó la magnificencia de la Casa grande de los dominicos hispalenses. Un rayo de sol traspasará los vitrales del crucero en la mañana íntima de la fiesta del Patrocinio. A eso de las diez y media el astro de vida bajará puntual a encender la belleza de su rostro y del de su Divino Hijo, participando así en la más hermosa protestación de fe en la mediación universal de nuestra Señora.

El que os habla tiene la dicha de haber recibido el bautismo en la pila de la parroquia, y de haber sido ofrecido, con sus cortos días de vida, ante la presencia de la Virgen. El Amparo es, para mí, recuerdo entrañable de mi  primera infancia, devoción de mi padre, que me transmitió fortaleza en la fe; oración de mi madre, que me enseñó a rezar, y sonrisa amable de mi abuela, que me sostiene orgullosa en brazos, en aquella mi primera fotografía ante la Virgen. Por eso hoy le canta mi corazón:  

Tú eres Reina de San Pablo
y  sol de la Magdalena,
Amparo en todo quebranto,
Bálsamo de nuestra pena,
Patrocinio del que pide
apoyo en cualquier miseria:
que en tu corazón alado
y en tu talle de princesa
encontró cobijo el llanto
y consuelo la tristeza.

Tú eres Reina de San Pablo
y sol de la Magdalena.

Tú, que un uno de noviembre
paraste el temblor de tierra
que arrastrara hasta Sevilla
la tragedia lisboeta,
has sido puerto y refugio 
de nuestra incierta existencia.

Tú, que hiciste de tu nombre
razón de ser y bandera
de un hospital para niños
proscritos a la miseria, 
has sido para tus hijos
dulce regazo de seda. 

Tú, que plantaste tu casa
en la fábrica mudéjar
de aquella vieja parroquia
que el cruel francés destruyera.

Tú que llevaste tu trono
donde tu feligresía fuera,
has sido, siglo tras siglo,
de la Magdalena dueña.
 
Mas sobre todas las cosas
¡Oh dulce abogada nuestra!
Oh siempre Virgen María, 
Refugio de nuestras penas, 
en la hora de mi muerte
Tú serás mi madre buena:

Que en tu corazón alado
al cielo subir quisiera,
para vivir en la dicha
de tenerte siempre cerca,
amparado en tu sonrisa
y refugiado a tu vera.

¡Tú, mi Reina de San Pablo!
¡Mi sol de la Magdalena!

Pregón de las Glorias de María
Carlos López Bravo. 2003.

 

 

 

Fotos:© Rafael Márquez   

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  [ Glorias de Sevilla: Ntra. Sra. del Amparo ]

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