Deja ya la mansión del suelo oscuro
La Virgen Madre, y con ligero vuelo
Hiende veloz la trasparente esfera.
El manto desprendido al aire puro
En ondas vagas; y por el alto cielo,
De rosicler bordada su carrera,
Cual Iris reverbera,
y en mil visos las nubes esclarece.
Su semblante ya pálido oscurece
El rojo Delio; y orna su sagrada
Planta Cintia postrada.
y Saturno y Mavorte se estremece.
      Al alto llega, y soberano asiento,
Do el Hacedor del cielo en quicios de oro
Los orbes mueve y a su acento rige
No allí mustio laurel digno ornamento
Es a la sacra sien de quien el lloro
Destierra, que al mortal mísero aflige;
Mas augusta se elige
De estrellas mil corona refulgente,
que eterna ciña la dichosa frente.
Luego en dorada nube luminosa
La silla gloriosa
Ocupa junto al Rey omnipotente.
       A su vista se humillan respetuosos
Los espíritus sacros que con tino
Cercan, la faz cubierta, el trono santo
y alegres cantan himnos sonorosos.
y las sublimes almas, que e! divino
Reino esperaron en dichoso llanto,
El misterioso canto
Repiten veces mil, y el dulce acento
El alto Olimpo llenan, y el contento:
y "¿Quien -dicen- es ésta que a deshora,
Cual rutilante aurora,
Segura vuela hasta el supremo asiento?"
      Entonces el Padre Dios con voz inmensa,
Que escucha siempre e! cielo prosternado,
"Esta -dijo- es mi Esposa sacrosanta,
Libre por mí de la primera ofensa,
Por quien funesta muerte al mundo ha entrado;
Este es mi Esposa diva, cuya planta
Victoriosa quebranta
Del hórrido dragón la frente dura;
y a la mezquina, esclava criatura
Salva del yugo infame y triste llanto,
y cierra con espanto
Del hondo lago la caverna oscura.
       El triste reino en lúgubre gemido
Resuena en torno; tiembla el rey tirano
y la corona pierde de vil hierro,
y el duro cetro en humo denegrido .
El susto quita de su torpe mano.
Ya el hombre salvo de! antiguo yerro
El tan largo destierro
Por esta Virgen sacra se levanta;
Ya de la celestial morada santa
Las cerradas un tiempo eternas puertas
Se miran siempre abiertas .
Y entra e! mortal su venturosa planta.
       Vendrá un tiempo felices, que este arcano
Manifiesta a los hombres, y que honore
El orbe tal pureza agradecido.
En cuanto al sol su lustre dure ufano
Y el alto cerco de sus rayos dore,
Holocausto en sus aras repetidos,
A su gloria debido,
Gozoso ofrecerá. Ya el suelo hesperio
Votos dirige al inmortal misterio".
Así habló e! Rey del cielo poderoso
Y el carro luminoso
Suspendió Febo enmedio el hemisferio.

 

Oda a la Inmaculada de Reinoso

 

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