La Cruz Alzada es portada por un sacristán revestido de sotana en señal de la presencia del clero parroquial en la procesión. Está labrada en madera dorada del primer tercio del siglo XVIII procedente de la Hermandad Sacramental fusionada con la de la Soledad.

Esta cruz fue arreglada y vuelta a dorar en 1973 por Antonio Díaz, colocándose en su cuerpo central una imagen de San Lorenzo y cuatro pequeños evangelistas del imaginero Manuel Domínguez.

Cuatro ángeles mancebos adornan las esquinas del elegante canasto del paso de la Soledad. Los dos delanteros son tallas anónimas del siglo XVIII, mientras que los traseros fueron sacados de punto de los primeros por Manuel Vergara Herrera.

Esta Virgen que fue la primera imagen en procesionar bajo palio, hecho histórico que aconteció el Viernes Santo de 1606, y que posteriormente llevó un dosel de madera tallado, ahora lleva por palio el cielo azul de Sevilla ante la Cruz arbórea con el sudario mecido al viento. 

"Y acuérdate de los que faltan. Tengo que decirte, lo siento, que de vez en cuando, experimentamos una sensación de separación y lejanía por un ser querido que se ausenta. Daríamos toda la vida por estar un minuto más junto a el. Pues esto es en lo que creemos. Que volveremos a recuperar su compañía cuando entreguemos nuestra vida. Míranos cuando todo esto esté a punto de concluir: ya no estará Cristo entre nosotros. Y no es a El, seguros estamos de su Resurrección, sino a la Madre a quien perseguimos por las últimas esquinas de San Lorenzo, Soledad del adiós y de la luna. Soledad del manto cuadriculado por las escalas que caen de su Cruz. Soledad fugaz. Dentro de unos minutos ya no será Semana Santa ni ella será tampoco Soledad."

Pregón de la Semana Santa de Sevilla 2003
Fco. José Vázquez Perea

"Empieza nuestra Semana Santa oculta apenas pasada la medianoche del Sábado Santo, cuando se cierran las puertas de San Lorenzo, robando la luz de la candelería de la Soledad, y sus hermanos se reúnen en torno a Ella para felicitarla porque su Hijo ha resucitado. Fuera, la multitud se disuelve por las calles quietas del barrio de San Lorenzo. Esta noche aprendemos que no se crece ante las emociones, y nos sentimos como cuando éramos niños, y el Sábado Santo nos dormíamos llorando. Una pena no adulta nos invade al atravesar la ciudad de vuelta a casa, pisando cera sobre la que ya no caerá otra cera. Y nos desborda cuando llegamos y vemos los programas de cada día, doblados y gastados; la Cruz de Malta que nos pusieron en la solapa la mañana radiante de San Juan de la Palma, y que no quisimos tirar; la túnica colgada, manchada de cera: la papeleta de sitio que llevamos bajo el esparto, junto al corazón. Y sentimos una contradictoria pena en la noche grande de la Pascua."

Pregón de la Semana Santa de Sevilla 1996
Carlos Colón Perales

–¿Qué buscas bajo la noche,
con las tocas negras, madre?
–Voy a llorar mi pena
que no me siga nadie.

–Déjame llorar contigo,
madre...

–El dolor es sólo mío
como mía era su sangre.
Su sangre derramada
por el mundo, una tarde.
Que no,
que no me siga nadie.

–¿Cómo te llaman Señora?
Mi alma, madre, en esta hora
llora por acompañarte.

–Soledad es mi nombre
y la noche lo sabe.
Sólo la noche quiero
que me acompañe.

–Déjame seguirte al menos,
madre...
–Llorar, llorar quiero a solas,
de negro por estas cales,
por estas calles ¡Dios mío!
que sólo era mía su sangre.

–Te lo pido por Sevilla,
madre...

(Anoche a la Soledá
le vi una lágrima nueva
de sus pestañas colgá).

Pregón de la Semana Santa de Sevilla 2005
Antonio Murciano González

Autor:©  Rafael Márquez

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