1503-2003

Quinto Centenario de la Casa de la Contratación


 

Del 12 de diciembre de 2003 al 29 de febrero de 2004
Casa de la Provincia
Plaza del Triunfo. Sevilla

De martes a sábado de 9,30 a 17 horas. Domingos y festivos de 9,30 a 13,30 horas.

En el año 2003 se conmemora el V Centenario de la creación de la Casa de la Contratación de las Indias, fundada por los Reyes Católicos el 20 de enero de 1503, como la institución rectora encargada de dirigir, controlar y supervisar el tráfico de buques y mercancías, así como el tránsito de personas e ideas entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Para Sevilla albergar la Casa de la Contratación supuso convertirse, oficialmente, en la metrópoli de las Indias: el gran puerto cosmopolita donde se daban cita mercaderes y marinos de todo el planeta y la puerta por la que entraban y salían todos los productos que se intercambiaban entre el Viejo y el Nuevo Mundo.

Esta exposición pretende mostrar la complejidad e importancia de las distintas misiones desempeñadas por la Casa. Para ello se ha dividido en cuatro grandes secciones. La última de ellas "Aduana del Océano y Arca de Riquezas" muestra obras religiosas de una gran importancia artística, así junto a documentos significativos, planos, grabados, instrumentos náuticos, tratados de navegación ect. se exponen lienzos de pintores de la talla de Pedro de Campaña, Valdés Leal, Zurbarán, Murillo o Goya.

 

Comenzamos esta breve reseña de las obras de carácter sacro por este bellísimo lienzo de Alejo Fernández de 1535, La Virgen de los Navegantes. Se trata de una obra de gran calidad y poseedora de un interesante contenido iconográfico. Fue ejecutado para presidir el retablo de la capilla de la Casa de la Contratación. Se encuentra en la actualidad en el Alcázar, en la sala llamada del Almirante. La composición aparece centrada en la monumental figura de la Virgen que flota en el espacio ingrávida sobre los mares. Despliega su manto, bajo el cual se cobijan en busca de amparo y protección distintos personajes vinculados al mundo de la navegación con las tierras de América, entre los cuales se ha dado en identificar los retratos de Cristóbal Colon y Hernán Cortes.

La Virgen de los Mareantes. Obra de Alejo Fernández.

 
 

Inmaculada Concepción Museo Diocesano de Sigüenza
Obra de Francisco de Zurbarán.

En la exposición también podemos contemplar este lienzo de Zurbarán, la Inmaculada Concepción de Sigüenza.
Los cuadros dedicados a la Inmaculada Concepción fueron especialmente abundantes durante el Barroco inmediatamente posterior al Concilio de Trento y la Reforma Católica. Zurbarán se hizo eco de las normas que Pacheco dictaba para la correcta interpretación de la figura, que raramente llevaba túnica blanca, sino que solía ser rosa. El manto azul era otra de sus características. La Virgen debía ser una niña de doce ó trece años, con cabellos rubios sueltos sobre sus hombros, coronada con doce estrellas y en pie sobre un cuarto de luna.

Sus atributos de la letanía la rodean en el cielo y se camuflan hábilmente en el paisaje que Zurbarán pretende hacer pasar por el retrato de Sevilla.  Otros muchos atributos aparecen como parte del paisaje: la fuente, el pozo, el cedro, el ciprés, la ciudad amurallada, la torre, la palmera... todos complejos símbolos que definen las virtudes de María. Al mismo tiempo, entre las nubes del cielo aparecen otros muchos: el espejo de justicia, la escala de Jacob, la puerta del cielo, la estrella...

 

 

La escultura tuvo un gran auge durante el siglo XVIII cuando surgió en Quito lo que se conoce como la Renovación: período de una gran proliferación de figuras talladas en madera y luego pintadas, que eran usadas para ritos y procesiones. Estuvo influida por el estilo rococó, característico de la producción europea de ese siglo, el cual penetró la Colonia.
En cuanto a la Virgen apocalíptica representada casi siempre alada, tiene antecedentes en un bello grabado español de Juan de Jáuregui del siglo XVIII. En Quito, el escultor Bernardo de Legarda, también en el siglo XVIII, produjo buena cantidad de estas imágenes,

Virgen Apocalíptica. Escuela quiteña. Siglo XVIII.

trabajadas con gran refinamiento y delicadeza. Se las conoció como "bailarinas", debido al ágil movimiento de su cuerpo, y su sentido de verticalidad.

 

Niño Jesús, la Virgen María y San José. (Belén quiteño). Siglo XVIII. Escuela quiteña. Madera policroma. Audiencia de Quito. Ecuador.

 
 

 Fotos:© Rafael Márquez

 

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