23 de Noviembre

San Clemente. Altar Mayor del Monasterio. Sevilla
Foto: Rafael Márquez

San Clemente Romano es el tercer sucesor de San Pedro, después de los papas San Lino y San Cleto. Roma le vio nacer al pie del monte Celio, y en Roma fue bautizado. Sobresalió en las letras, especialmente en griego.

Es uno de los llamados Padres Apostólicos y una de las figuras principales de la antigüedad cristiana. Eusebio lo menciona siempre junto a San Ignacio de Antioquia. Según San Ireneo, Clemente había tratado a los Apóstoles, de los que había recibido la predicación viva del Maestro.

De Pedro recibe el diaconado, el sacerdocio y el episcopado. Y según Orígenes, con Pablo colabora en la fundación de la Iglesia de Filipos. Nos entronca, pues, con las mismas fuentes.

Una antigua tradición supone que estuvo emparentado con la ilustre familia de los Flavios. En todo caso, él sólo se gloriaba de ser cristiano.

    Tercer Sucesor de San Pedro

Clemente gobernó la Iglesia romana, como sucesor del papa San Cleto, del 90 al 99. Su pontificado fue muy fecundo. Fue un verdadero adalid de la unidad de la Iglesia contra todas las fuerzas de dispersión.
El Liber Pontificalis nos conserva las características de su pontificado: «Clemente gobernó la Iglesia durante nueve años. Reorganizó la Comunidad de Roma, dividió la ciudad en siete sectores, encomendados a siete diáconos. Mandó redactar con cuidado las Actas de los Mártires».
El hecho más importante de su pontificado es la Carta dirigida a la Iglesia de Corinto, desgarrada por la discordia, donde los llama a la obediencia del obispo de Roma. Es el documento papal más antiguo, después de las Cartas de San Pedro. Esta Carta es llamada «Primera epifanía del Primado Romano», y el obispo Dionisio de Corinto la veneraba como a la Biblia.
En su Carta a los de Corinto nos muestra Clemente su idea de la jerarquía, de la disciplina y de la liturgia, su espíritu católico, su amplia cultura, su solidez teológica, su amor a la paz y a la unidad.

San Clemente. Hdad. Sacramental de la Magdalena. Sevilla
Autor: Francisco Ruiz Gijón. Foto: Rafael Márquez

La tradición lo presenta como mártir. Parece ser que, por orden de Trajano, fue desterrado al Quersoneso, en la actual península de Crimea. Allí dos mil cristianos, también desterrados, trabajaban con él en las canteras de mármol. Más tarde, sigue la tradición, parece que Clemente fue arrojado al mar, y le habrían atado una pesada ancla al cuello, para ser sumergido en las aguas, de ahí que se le represente siempre junto a un ancla.

    23 de Noviembre Día de la Reconquista de Sevilla

Azulejo del titular. Monasterio de San Clemente. Sevilla
Foto: Rafael Márquez

El 23 de Noviembre de 1248, tras 16 meses de asedio, el Rey San Fernando entró victorioso en la Ciudad que hasta entonces había estado en manos del rey musulmán Ab-Xataf.

El primer testimonio escrito del que sabemos, se debe a Alfonso X, que encargó a una serie de monjas cistercienses del Monasterio de las Huelgas Reales de Burgos que vinieran a Sevilla a habitarlo.

El Monasterio se advocó de San Clemente por indicación del obispo don Remondo, amigo de Fernando III, ya que su festividad coincidió con el día de la toma de la ciudad.

En este convento están enterrados personajes reales como maría de Portugal, esposa de Alfonso XI y madre de Pedro I el Cruel.

 

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