13 de Mayo

Ntra. Sra. de Fátima. Iglesia de San Roque. Sevilla
Foto: Rafael Márquez

Es la "gran aparición de la Virgen María del siglo XX". Hasta 1917 apenas si la pequeña villa de Fátima (Portugal) era conocida fuera de su nación ni aun dentro de ella.
Cerca de Fátima se encuentra la aldea de Aljustrel, en donde nacieron los tres niños Lucía, Francisco y Jacinta los dos últimos eran hermanos y primos de la primera.

Lucía era la menor de cinco hermanos y fue bautizada el 22 de marzo de 1907. Era la mayor de los tres videntes de la Virgen de Fátima y la que más directamente trató con la Virgen María, quizá por ser la mayor. Muertos ya sus dos primitos ingresó en las Religiosas Doroteas en Pontevedra (España) y más tarde, con deseos de vivir más retirada del mundo, abrazó la vida de religiosa carmelita contemplativa. Hoy vive en Coimbra. Francisco y Jacinta eran hermanos e hijos de Antonio do Santos y de Olimpia de Jesús. Francisco nació el 11 de junio de 1908 y Jacinta el 10 de marzo de 1910.
Los tres eran sencillos, humildes y de familias muy cristianas.
Recibieron una formación bastante severa y desde muy niños se vieron obligados a trabajar para poder comer.

Francisco era jovial, simpático y muy agraciado. Le gustaba la música, las flores y, sobre todo, las estrellas. Normalmente él veía a la Virgen pero no le hablaba ni la oía. Corto sería su destierro en esta vida. El 4 de abril de 1919, a los dos años de las celestes apariciones, volaba al cielo... Hoy su proceso de Beatificación ya está concluido y esperando a que el Santo Padre lo inscriba entre los Beatos.

Jacinta también era muy fina y agraciada. La benjamina de diez hermanos. Desde muy pequeñita fue muy piadosa y sufría cuando le contaban los padecimientos de Jesús en su Pasión. Antes de morir dijo cosas muy bellas a su prima Lucía. Ella veía y oía pero normalmente no hablaba a la Virgen. El 20 de febrero de 1920, a sus diez añitos, volaba al cielo este ángel de carne humana que como su hermanito está a punto de ser declarada oficialmente Beata.

    Aparición de la Virgen en Fátima

A los tres el 13 de mayo de 1917, en medio de una tormenta y mientras cuidaban el rebaño, después de haber rezado el Santo Rosario, se les apareció la Virgen María vestida de blanco y les pidió que volvieran seis veces más y que el mes de octubre les revelaría quién era y lo que quería. Les anunció que tendrían que sufrir mucho, pero que no se desalentaran que Ella les ayudaría. Les pidió que rezaran muchos rosarios, pero mejor que lo hacían hasta entonces.
Las apariciones se repitieron el 13 de cada mes. En todas ellas sucedía algo parecido: mientras rezaban el Santo Rosario, acompañados cada día de más seguidores que palpaban lo sobrenatural, se les aparecía aquella joven, resplandeciente de luz, vestida de blanco, con el rosario entre las manos y les invitaba a rezar con ella. Después les comunicaba algunas cosas que han llegado hasta nosotros donde se manifiesta el deseo ardiente de la Virgen de que seamos almas de oración y que procuremos hacer sacrificios para unirlos a la Pasión de su Hijo.

Azulejo de la Virgen de Fátima. Iglesia de San Jacinto. Sevilla
Obra A. Kiernam. Cerámica Santa Ana

De todas partes del mundo desde entonces, y cada día va en aumento, acuden a rezar a la Virgen María, a recibir los Sacramentos y mejor vivir la vida cristiana. La Virgen de Fátima irradia desde allí sus gracias y bendiciones sobre toda la humanidad. Su Corazón Inmaculado y el Escapulario del Carmen han sido los instrumentos que ha elegido para manifestarnos su amor.

Ntra. Sra. de Fátima. Iglesia del Santo Ángel. Sevilla. Foto: Rafael Márquez

 [ Ntra. Sra. de Fátima. Alcaldesa Perpetua de Los Molares. Sevilla ]

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